Territorio | Costa de Amalfi
Territorio Costa de Amalfi
La primera parada obligatoria una vez llegados a Salerno es el paseo marítimo. Aquí los dos golfos se abarcan con la mirada. Al sur donde en los días claros se distingue lejana la espléndida costa del Cilento que llega hasta punta Licosa, Palinuro y Sapri, mientras que a la derecha se abre el maravilloso escenario de la Costa amalfitana con sus montañas a pico sobre el mar. Aquí la carretera corta la roca sobre el mar durante unos cuarenta kilómetros y va serpenteando desde Vietri hasta Positano, tras cada curva aparece un pueblo: Cetara, Maiori, Minori o Atrani, pasando por Capo D'Orso hasta Amalfi donde en un mar azul, los golfos de Salerno y Nápoles se unen, hasta llegar a Positano el último pueblo, frente a la isla de Capri.
Desde siempre la costa ha sido destino de "viajeros" italianos y extranjeros que iban a descubrir las bellezas naturales y artísticas de nuestro país. Poetas famosos, reyes y reinas, hombres y mujeres célebres: de Boccaccio a Gregorovius, de Wagner a Hugo, de Ibsen hasta Gide. Amalfi se abre hacia el mar y toda la ciudad es como un gran balcón iluminado por un sol deslumbrador. Es como mirar un cuadro impresionista lleno de colores, salpicado de plantas de naranjo, de olivares dispersos, de jardines en flor que llegan hasta el mar. Por toda la costa de Amalfi y a pocos centenares de metros del cabo de Conca, en la carretera hacia Positano se esconde la cueva de Esmeralda, bellísima, es como un templo gigantesco y misterioso donde enormes estalagmitas se levantan desde el mar y se unen a la bóveda. Desde Amalfi, si se alza la mirada, a pico sobre el mar podemos ver Ravello, lugar que Greta Garbo (que en 1936 vivió en Villa Cimbrone su historia de amor con Stokowski), definió como "el lugar más bonito que he visto en mi vida". Ravello está unido a Richard Wagner y a su Parsifal. Una mañana de 1880 el músico quiso subir arriba y se quedó fascinado, a la derecha de la catedral vio Villa Rufolo y entró en ella siguiendo un irresistible reclamo y, al llegar a la terraza desde la que observó el panorama, con un susurro dijo: "He encontrado el mágico jardín de Klingsor!".
La última perla engarzada en la costa amalfitana es Positano. Se encuentra a quince kilómetros de Amalfi, pasando por Conca dei Marini y luego por Praiano que, como Cetara, Maiori, Minori y Atrani, son pueblos de una belleza y una magia extraordinarias. Positano es un pueblo de pequeñas casas blancas con jardín que se apoyan la una a la otra, un increíble belén delicadamente colocado sobre una pendiente tan empinada que parece un inmenso acantilado. Atravesado por interminables escaleras, el pueblo mismo es un panorama en el que se vive a la vez que se admira. Sólo hay una pequeña calle que lo atraviesa completamente hasta llegar a la playa. Positano es único en el mundo, John Steinbeck, que llegó aquí por casualidad, la primera vez que lo vio escribió: "Cuando descubráis un lugar como Positano, no se lo digáis a nadie". Pero fracasó clamorosamente.